miércoles, 24 de marzo de 2010

"La PaCiEnCia la madre de las ciencias"


Entender que los niñ@s no son personas adultas y que su nivel de requerimientos y sus necesidades son diferentes a las nuestras.


Entender que a pesar de no ser personas adultas merecen el mismo respeto que ellas, pues algún día lo serán, y que tratarles mediante ejercicios de sumisión (cachetes, humillaciones, castigos y gritos) puede hacer que se sientan inferiores ahora y en el futuro.


Entregar dos dosis de “prisa”, puesto que cuanta más prisa tenemos, más rápidamente se pierde nuestra paciencia. Los niñ@s están aprendiendo a vivir, y cada aprendizaje necesita un tiempo que sólo ell@s conocen. Acelerar los procesos puede hacer que los niñ@s prefieran dejar de aprender si no tienen derecho a hacer las cosas a su ritmo.


Dedicar más tiempo a sus hij@s. El roce hace el cariño y, cuanto más roce y más cariño hay, más fácil es que se establezca una relación de confianza en la que ambos pueden pedir y entregar cuando haga falta.


Ser capaz de dar más de lo que recibe. Estamos acostumbrados a hacer las cosas a cambio de algo. Trabajar para recibir un sueldo, ir al gimnasio para cultivar nuestro cuerpo, quedar con amig@s para desconectar y pasar un buen rato. Estar con los niñ@s supone aprender mucho de ell@s y recibir también, pero en muchas ocasiones tenemos que dar más de lo que recibimos (cuando nos despertamos varias veces a horas intempestivas porque nuestros hij@s nos necesitan, cuando nos piden que repitamos doscientas veces el mismo juego, cuando te dicen que ell@s saben comer y beber y les tienes que cambiar la ropa entera, cuando lloran porque mamá ha salido de la habitación y necesita que le coja, cuando te dicen “no te vayas”, cuando estás a punto de irte a hacer algo prescindible pero estimulante,…).


Entregar algunos años de madurez y rigidez adulta para acercarse de nuevo a la mirada infantil, sin perder la capacidad de ser responsables. Una de las cosas más tristes de las personas adultas es que no entendemos a los niñ@s. Como dijera el Principito: “los adultos nunca entienden nada por sí mismos, y es agotador para los niñ@s estar explicándoles siempre las cosas”.


Debemos quitarnos algunos años de madurez (no de la que nos hace responsables, sino de la que nos hace rectos, serios y amargos) para acercarnos a los niñ@s y vivir y disfrutar con ell@s. No hay nada más triste que ver pasar los años y darte cuenta que creciste demasiado.

Por eso disfrutar de vuestros hij@s en esta vacaciones de Semana Santa que se acercan y ser muy felices con ell@s.

Un saludo,

1 comentario:

  1. Qué gran consejo, Maga. Muchas gracias!

    Y feliz descanso también para vosotr@s ;-)

    ResponderEliminar